lunes, 26 de julio de 2010

¿Dónde estará el Betis el 2 de agosto?

Todo este marasmo loperiano, este jaleo judicial, esta sospechosa autoventa, etc, etc, etc, guarda una curva muy curva que recuerda un disparate a situaciones ya vividas en esta ciudad. Con la juez Alaya arrebatando el poder a Lopera, con los presuntos compradores haciendo y deshaciendo sin que se sepa muy bien qué les legitima a ello, con los grandes accionistas béticos mirando hacia otro lado y con la oposición descolocada e indignada a partes iguales, cuando empiece agosto todos los clubes profesionales españoles deberán estar al día con Hacienda, con la LFP, con la AFE, etc. Y con sus avales presentados y en vigor. No sé hasta qué punto Lopera se quiere tanto a sí mismo que sería capaz de dejar despeñarse a la sociedad a un pozo más profundo todavía que el actual para volver a aparecer como el salvador. Ignoro si la ¿compra? de una acción de Pepe León por parte de Luis Oliver y Ángel Vergara les permitirá presentar avales (de Lopera o de quien sea) que se consideren válidos. La ignorancia es la base de la felicidad, está claro, pero en este caso la inevitable ignorancia que provoca la caótica situación institucional del Betis se convierte en un temor indescriptible. Con Lopera se sabía lo que había (bueno, más o menos). ¿Ahora? Ahora casi habrá que rezar para que el 2 de agosto los béticos no tengan que echarse a la calle como lo hicieron sus vecinos en 1995.

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