Yo quiero ser Iniesta

Me van a hacer falta varios días, no sé cuántos, para asimilar que España logró el sueño que siempre tuvimos y que siempre pensamos que nunca llegaría. No sé qué sueño tendremos ahora, porque no hay cosa más bonita que ver cumplidos tus sueños ni más inquietante que no tener sueños que cumplir. España es campeona del mundo, ¡dios!, ¡campeona del mundo!

Décadas vegetando por los campeonatos, cagándonos vivos (con perdón) al menos contratiempo, clamando por una injusticia, por la mala suerte, sintiéndonos inferiores en definitiva. Eso se acabó. Se acabó hace dos años, en aquellos penaltis contra Italia que abrieron las puertas de la gloria de par en par. Hasta Viena, España no había ganado nada por la sencilla razón de que había equipos mejores. Ya no los hay. Se mire por donde se mire, no los hay. Y España tiene la mejor selección que nunca pudo soñar. Prometo, cuando se me quite el nudo del estómago, ampliar mis impresiones sobre el Mundial de nuestras vidas. Mientras tanto, sólo un ruego. Hay que seguir soñando... Yo quiero ser Iniesta.

PS: Aquí está el texto, publicado en todas las webs de Grupo Joly, que apenas acerté a componer tras la final del Mundial.