Las tres imágenes que acompañan estas líneas son recientes y reales. Me pilla cerca así que he tenido ocasión de comprobarlas in situ. Vienen a reflejar ese axioma tan machadiano de lo maravillosa que es Sevilla sin sevillanos. Incluyamos al afincado aquí como sevillano y ya no hay margen de error: Bienvenidos a Sevilla.