martes, 20 de julio de 2010

¿De qué tiene que disculparse Contador?

Cuando uno no ha hecho nada incorrecto, contrario a las reglas, antideportivo o de lo que pueda avergonzarse, no veo por qué se ha de pedir perdón. ¿Por unos pitos en el podio? Si el Tour de Francia, que está por ver, se decide por la avería mecánica de Andy Schleck, pues mala suerte para él. Se puede decidir por mil cosas y la memoria está llena de situaciones más o menos ajenas a la carrera que tienen una gran incidencia. Una avería mecánica es un aspecto absolutamente intrínseco al ciclismo.

En cualquier caso, parece como siempre muy atinada la crónica de Carlos Arribas, en El País, y no creo que la honestidad esté reñida con las decisiones que se toman sobre la marcha: por mucho que nos empeñemos, esperar a Schleck no era una opción.
No parece justo que el posible triunfo de Contador quede marcado por un tema que, de verdad, pienso que no tiene más vueltas, y no por lo que pueda hacer en el Tourmalet. Los pitos, bueno, igual no son los últimos que recibe. Igual se cansan de verle ganar. Como Armstrong, cuyas declaraciones son poco gratificantes.



Contador, que al principio dijo no haber visto qué le había ocurrido a su rival, terminó grabando una disculpa en su habitación que colgó en internet. No creo que le hiciera falta ni que vaya a cambiar nada. Si es para aplacar los pitos, pues bueno, pero disculparse cuando no hubo falta jalea a quienes piensan que sí la hubo. Como Armstrong, que en realidad se bajó de la bicicleta para ayudar a Beloki a levantarse, pero las cámaras captaron otra cosa...

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