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jueves, 11 de noviembre de 2010

Mario Conde: “Yo no estoy detrás del Betis; estoy delante”

El ex banquero Mario Conde asegura en una entrevista con Jesús Quintero en el estreno de Elgatopardo de Canal Sur que es él quien lidera la presunta compraventa de las acciones de Lopera por parte de los cacareados inversores que oculta Luis Oliver “porque quieren seguir saliendo a la calle”, según dijo el intermediario en su presentación en el estadio bético.

Mario Conde, en una visita a los presos de la cárcel de Sevilla

“He leído muchas cosas del Betis y me ponen ahí….Yo no estoy detrás del Betis; estoy delante”.

martes, 7 de septiembre de 2010

El Betis de Antonio Félix

Foto de Antonio Pizarro


Tengo una especial predilección por Antonio Félix. En todo. Aunque a veces (pocas) no coincidamos en opinión. Un periodista valiente, de los que merece la pena seguir, injustamente tratado a veces (posible y lamentablemente por no ser sevillano) y con una capacidad crítica enorme (seguramente por eso mismo). Es una pena que su disección de mediados de agosto sobre la situación del Betis no pueda leerse por internet (Orbyt, ya se sabe...) porque es clamorosa.

lunes, 26 de julio de 2010

¿Dónde estará el Betis el 2 de agosto?

Todo este marasmo loperiano, este jaleo judicial, esta sospechosa autoventa, etc, etc, etc, guarda una curva muy curva que recuerda un disparate a situaciones ya vividas en esta ciudad. Con la juez Alaya arrebatando el poder a Lopera, con los presuntos compradores haciendo y deshaciendo sin que se sepa muy bien qué les legitima a ello, con los grandes accionistas béticos mirando hacia otro lado y con la oposición descolocada e indignada a partes iguales, cuando empiece agosto todos los clubes profesionales españoles deberán estar al día con Hacienda, con la LFP, con la AFE, etc. Y con sus avales presentados y en vigor. No sé hasta qué punto Lopera se quiere tanto a sí mismo que sería capaz de dejar despeñarse a la sociedad a un pozo más profundo todavía que el actual para volver a aparecer como el salvador. Ignoro si la ¿compra? de una acción de Pepe León por parte de Luis Oliver y Ángel Vergara les permitirá presentar avales (de Lopera o de quien sea) que se consideren válidos. La ignorancia es la base de la felicidad, está claro, pero en este caso la inevitable ignorancia que provoca la caótica situación institucional del Betis se convierte en un temor indescriptible. Con Lopera se sabía lo que había (bueno, más o menos). ¿Ahora? Ahora casi habrá que rezar para que el 2 de agosto los béticos no tengan que echarse a la calle como lo hicieron sus vecinos en 1995.

viernes, 2 de julio de 2010

Un año de "¿las ofertas dónde están?" (Lopera)

A cuenta del texto anterior. Hoy hace justo un año, el Betis presentaba las camisetas para la temporada que acaba de finalizar. Después de presumir de todo el rollo de Kappa, Lopera hace referencia al 15-J y se pregunta dónde están las ofertas ("es que no llegan"). "Qué más quisiera yo que llegaran unos señores y dijeran: vamos a comprar y se las vamos a repartir después entre los béticos".



La (no) venta del Betis

De verdad que no pensaba tocar el tema porque la única certeza es que el Betis sigue en Segunda División, pero me he animado leyendo sobre todo a Javier Mérida. Todo viene por una de esas informaciones que cualquiera que siga lo que pasa por aquí abajo (el sur, vamos) dejaría pasar. Otro episodio más en los lacerantes capítulos de jeques, Betis Sport y una sensación de impotencia por el continuo ridículo con el que castiga el presunto al beticismo.

Justo a la hora que España y Portugal comenzaban su encuentro de octavos de final del Mundial, Marca lanzaba en su edición digital que Lopera cerraba la venta del Betis a Luis Oliver en 20 millones de euros. La noticia se propaga rapidísima a pesar del fútbol. La firma un periodistas de los más relevantes de la publicación... en Madrid (dato éste mucho más importante de lo que debería ser). Lees, relees, y todo en solfa porque el ínclito no le dice la verdad ni al médico y cada documento que lanza es una trampa de sumisión perpetua. Y el comprador, en fin, pues también genera dudas como bien exponía Luis Lastra en El Correo.

Es otra cosa lo que me llama más la atención, además de la cercanía de la declaración ante la jueza Alaya (14 de julio, guillotinesca fiesta nacional francesa), que en teoría no se puede vender un activo sujeto a proceso judicial (sería un alzamiento de bienes porque está precisamente en discusión la propiedad de ese activo llamado acciones) y que seguramente el hecho de estar en negociaciones de este tipo permita flexibilizar ciertos límites de legislativos (30 de junio para pago de fichas federativas de futbolistas –sueldos–, 31 de julio para avales prepuestarios...).

Lo que me llama la atención es el precio y el cómo. 20 millones parece poco teniendo en cuenta que no hace tanto Lopera pedía a gritos, según él, un comprador pero poniendo un precio que multiplicaba varias veces este; luego, para que se mantenga vigente el convenio urbanístico llamado a garantizar la pervivencia (financiera, entiéndase) de la sociedad, el Ayuntamiento debe estar más o menos conforme con el traspaso accionarial para no desbaratar esa catalogación de suelo. Es más, habría otro movimiento paralelo para intentar forzar a Lopera a una venta cuanto antes (siempre que el proceso judicial lo permita) que ya alcanzaría los 29 millones de euros en avales.

No hace falta ser un genio para concluir que es mejor vender por 29 que por 20, salvo que ingresando menos se consiga más, como que no se remuevan papeles o se puedan incluir cláusulas leoninas inadmisibles en ofertas superiores, ¿no? Parece que los ofertantes más generosos piden una auditoría independiente que Lopera, como no puede ser de otra manera, no estaría dispuesto a conceder.

Lo que sí parece razonablemente cierto es que los movimientos han sido y son incesantes y a pesar de las lógicas dudas antes o después (de Alaya) habrá algún cambio sustancial. Depende de Lopera, claro, pero parece que el negro negrísimo futuro del Betis puede quedarse en un tipo concreto de negro, ¿me siguen?