1 de julio de 2010. El IVA sube por primera vez en un buen puñado de años, nada menos que quince. Razones a favor y en contra hay las que quieran, cada uno puede escoger la que le parezca más oportuna o más cercana a sus creencias. Básicamente, son estas:
A favor:
Aumentar la recaudación para reducir el déficit público, que está ahogando el margen de maniobra del Estado y también de las empresas. Los datos no mienten, con independeencia del apoyo/rechazo a Zapatero y su gobierno: en 2009, el Estado gastó el doble de lo que ingresó. Insostenible se mire por donde se mire.
Mantener el gasto social (que por la tendencia del paro tendrá que subir por fuerza en los PGE) a través de esos ingresos extra, al tiempo que poder reimpulsar ayudas a las pymes, que se pueden ir a pique de forma masiva sin medidas que lo eviten (y ya se sabe que las pymes suponen la base laboral española)
En contra: Previsible subida de precios (el aumento del IVA debe repercutir el alguien y sólo hay dos opciones: comprador y vendedor; si el vendedor lo asume, pierde; si lo asume el comprador, gasta menos) y menor margen aún para las familias.
Hay una corriente económica muy fuerte que indica que la mejor manera de subir los ingresos por el IVA es bajarlo, para reactivar el consumo, de manera que la actividad económica apuntale empresas y empleos y el consumo haga subir la recaudación y bajar el desempleo (menos ayudas, menos gasto estatal, menos déficit).
Hay algo que no se puede obviar: España tiene uno de los impuestos de valor añadido más bajos de Europa, incluso con la modificación actual, que implica mantener el superreducido al 4% y pasar el reducido del 7% al 8% y el normal del 16% al 18%. Países como el Reino Unido también han acordado ahora subidas (allí será del 20%) y otros lo hicieron metidos ya en la crisis. Suiza y Andorra son los únicos estados claramente diferenciados del resto en cuanto al IVA. El común de los países, incluso los que consideramos de perfil menos desarrollado, se sitúan a partir del 15%. De los famosos PIIGS, España tiene el más bajo. Aun con la subida al 18% está dos puntos por debajo de Portugal e Italia, tres por debajo de Grecia y 3,5 de Irlanda.
Lo que sí que parece cuestionable es el empeño de hablar de la subida del IVA en términos porcentuales. Decir que el IVA sube un 2% genera confusión: sube 2 puntos básicos. El IVA es un diferencial, lo que es un porcentaje es el resultado. La cuenta es simple. El 2% del 16% es un 0,32%. Para pasar del 16 al 18, el IVA sube dos puntos, pero el incremento del diferencial es del 12,5%; del mismo modo, pasar del 7 al 8% implica aumentar el diferencial un 14,28%.
Aun así, lo peor de todo esto no es en sí misma la subida del IVA, sino la que viene de otras necesidades de la sociedad moderna como el gas, el butano y lo que esté por venir (o la gasolina, con una subida cercana al 50% en el último año y medio, y a ver qué pasa con la ecotasa). Peor aún, la factura del agua, la luz, etc, que cada uno recibe en este mes de julio, llevará ya incluido el IVA actualizado, aunque el consumo corresponda a meses anteriores, puesto que la ley fija la fecha facturación para el cálculo del IVA, y no la fecha de compra/consumo. Por eso, muchos comercios se han lanzado a rebajas más o menos encubiertas en las semanas previas, para dar salida al stock que habían pagado con un IVA que en julio les recortará aún más el margen de beneficios.
Y ya puestos a cabrear al personal con una subida de 2 puntos, aprovecho y subo 3, que para eso llevo con los precios más o menos congelados dos años con la crisis, ¿no? Esto, que parece una tontería, lo piensan muchos comerciantes, en particular de la restauración. Si no subes los precios, el IVA lo pagan ellos. Si lo suben, paga el consumidor, pero no recaudan ellos... sino el Estado.
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