Las Hermanas de la Cruz, ante la Amargura. (Foto de Manuel Gómez) |
La Virgen de la Amargura amaneció este domingo día 19 en el presbiterio de la Iglesia de San Juan de la Palma para presidir el cierre de la procesión extraordinaria en honor de Madre María de la Purísima, beatificada el 18 de septiembre en el Estadio de la Cartuja. A las pocas horas, pasadas las dos de la tarde, se vivió un momento único, mágico...
La junta de gobierno de la corporación decidió –atendiendo la petición de un nutrido grupo de hermanos– que la imagen fuera bajada desde su camarín para quedar expuesta y recibir al cortejo, formado por 400 monjas de las Hermanas de la Cruz además de por cien cirios portados por hermanos de la Amargura. Del mismo modo, el traslado de la imagen de la beata correspondió a hermanos de la Amargura a las órdenes del capataz Alejandro Ollero.
Con independencia del acierto que supone exponer a la imagen para el cierre de la procesión extraordinaria, llama la atención que no haya sido comunicado oficial ni extraoficialmente, ni a los hermanos ni a los medios. De lo que no cabe la menor duda es que el momento del recibimiento de la Virgen de la Amargura a las Hermanas de la Cruz supone una estampa espectacular, un encuentro mágico, difícil de equiparar con algo reciente. Después del inclasificable traslado de la Macarena al Estadio de la Cartuja, el recogimiento público –¡qué difícil es eso!– de las monjas y la Amargura merece reflexión para el futuro.
Adjunto los enlaces a las informaciones referentes a la procesión extraordinaria y al encuentro de la Amargura con las Hermanas de la Cruz:
Diario de Sevilla: Con la Amargura por testigo; Galería gráfica de la misa en honor de la beata Madre María de la Purísima y del encuentro de las monjas con la Amargura.
Abc: La Amargura recibió el beso de las Hermanas; Misa en la Catedral en honor a la beata.
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