martes, 13 de enero de 2015

Podemos y los charcos

Begoña Gutiérrez. Foto: Jesús Morón (El Mundo)


No comulgo con Podemos, y no por miedo ni por servidumbre como suelen señalar siempre que alguien no está conforme con sus 'propuestas', sino sencillamente porque no me convencen. No voy a entrar en descalificaciones que usan los grandes partidos, como eso de que quien no ha gestionado ni una comunidad de vecinos no puede gestionar un país, porque es demasiado evidente, sino que todo ese rollete buenista del poder participativo y la gestión asamblearia no me parece aplicable en una sociedad avanzada. Igual me equivoco, pero me temo que no. Volviendo a las comunidades de vecinos, si decidir la cosa más básica va a costar tanto como en esos incomodísimos y conflictivos foros vecinales la administración va derechita al colapso. No hay más, oiga.

Al grano. Dicho todo eso, no me parece justo ni recomendable el incendio originado por una frase absolutamente tibia sobre un tema que ya se sabe que en Sevilla no se toca porque forma parte de la ciudad tanto como el más estelar de sus enclaves.
No se toca porque ni siquiera los que aman profundamente la Semana Santa son capaces de poner orden en ciertas situaciones, no digamos quienes directamente sueñan con su erradicación. Así que mejor no entrar en lo que no se conoce. Y no reventar lo que no se comparte es del catón de la convivencia.

La respuesta de Begoña Gutiérrez, recién nombrada delegada provincial del invento, al gran Juan Miguel Vega en El Mundo no me parece nada sorprendente dentro del ideario de su partido ni de su forma de entender la gestión. Pero ha estado torpe hasta aburrir, de eso no hay duda, aunque en ningún momento he leído que vayan a prohibir nada. Que monten una votación para ello y ganen por pucherazo (como el que dicen que ha habido en la mayoría de elecciones de delegados) es una hipótesis irreal. Con una consulta de ese tipo harían el mayor ridículo de la gestión pública por estas latitudes, y sospecho que lo saben.

Utilizar la Semana Santa como arma arrojadiza de la política es blablabla. Seguro que lo ha leído con todas las terminaciones posibles. Tan malo como aprovechar una nadería en una frase mal construida para descalificar a quien nadie conoce y, está claro, no sabe esquivar el charco más evidente.

La Semana Santa, y eso debe saberlo cualquier ciudadano que lleve un tiempo viviendo por aquí, es bastante más que una manifestación religiosa y desde luego está lejos de ser una celebración sobre la que deba decidir el poder municipal. Todo lo más, para dar los pertinentes permisos, los mismos que da para toda concentración, acto, evento, protesta, marcha, carrera, gymkhana y los mil etcéteras que pueda imaginar. Todo lo más, para depurar como se ha hecho una coordinación adecuada para que todo funcione de manera correcta. Bueno, algo más caro le sale al Ayuntamiento por el despliegue que necesita, pero con una rentabilidad abrumadora, si queremos verlo desde un prisma estrictamente laico.

Concluyo, esta Begoña bien podría haber estado mejor asesorada, o haberse preparado mejor una entrevista en la que entiendo que no esperaría que le dieran jabón y palmaditas, porque no es ese el trabajo del periodista y en el referido diario es difícil de encontrar en general. Con un "no vamos a cambiar nada que los ciudadanos no quieran que cambiemos" habría sido suficiente. Guarde la frase. Se la regalo.

PD: La entrevista, en verdad, es profundamente decepcionante. No por el periodista, que hace buenas preguntas, sino por las respuestas, vagas, inconcretas y, a mi juicio, vacías. Lo de las cuatro líneas de gestión ("un plan anticorrupción, unos verdaderos presupuestos participativos, una auditoría ciudadana de la deuda municipal y un nuevo modelo de financiación local") me parece una reducción propia de un colegial. ¿Eso es todo? Más vale que empiecen a explicar qué puñetas van a hacer, que de Podemos a Podíamos hay un paso corto. Y esta protocandidata está visto que no necesita meterse en ningún charco semanasantero para desinflarse.

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