domingo, 20 de abril de 2014

Reflexiones sobre la Semana Santa 2014 (I): Pasos y bandas



Desde el máximo respeto y sin pretender convencer a nadie de nada, procedo a lanzar algunas reflexiones sobre la primera Semana Santa en la que salieron todas las cofradías (el Resucitado por desgracia se mojó) en los últimos cinco años (o sea, la primera vez en esta segunda década del siglo XXI). Todo no puede ser bueno, es evidente, pero el peso de lo negativo corre el riesgo de alcanzar una proporción inadecuada. Todo influye. No son pocos los que lanzan la voz de alarma, pero vayamos por partes y empecemos por los pasos, que a fin de cuentas son el núcleo de la celebración.



Algo falla. Y no el hecho incontestable de que las nuevas generaciones se hayan hecho 'cristeras' (que está muy bien) atraídas por la vistosidad de los misterios y la progresiva instrumentalización de las bandas. De cornetas y tambores a ciencornetas y tambor. El epicentro de muchas cofradías hace tiempo que giró hacia el primer paso. Cuestión aparte es esta absurda moda de acartonar los palios, que entiendo colabora en demasía a esa pérdida de plasticidad en los recorridos. Como si el buen gusto y la elegancia sólo pudiera obtenerse si la bambalina se queda muda y las cinturas de los costaleros se solidifican. Nada más lejos de la realidad. Hay palios, alguno de primerísimo nivel artístico, al que están hurtando su personalidad. Irreconocibles. La moda se ha extendido hasta pasar a ser un modelo aceptado sin rechistar. Como aumentar los costaleros. El mismo peso para un 40% más de hombres. Una barbaridad. Si no hay espacio, ¿cómo no se va a encorsetar a los palios? Eso por no entrar en el latente elemento lobbístico que supone ampliar de esa manera las cuadrillas ¡Paren esto por favor!

Algo parecido ocurre con las bandas propias. Alguna no tiene el nivel exigible (nadie duda de su entrega y esfuerzo pero no vale solo eso), o al menos no alcanzan el de sus predecesoras. Los palios, en general, han ido muy bien acompañados, con algunos repertorios espléndidos e interpretaciones de catálogo. En contraste con la apoteósica entrada del misterio de la Bofetá o el despliegue de recursos habitual de Herodes, Caifás y Pilatos, Esencia se ha consolidado como la banda de cornetas y tambores. Policía Armada de verdad, sin los llamativos añadidos de viento que tanto han calado en los más jóvenes y que por otro lado suponen una evolución muy importante en el género. Mientras los palios van recuperando piezas de enorme categoría, el abuso del viento en algunos cristos contrasta con esta maravilla 'vintage' que acompaña a las Siete Palabras. Esta explosión trompetil no es nueva pero sí muy notable. ¿Durará? Seguro, pero igual Esencia (más Centuria) permite en pocos años equilibrar entre ambas opciones. Y ojo. El debate del número de músicos tiene un recorrido limitado. De acuerdo que no hace falta sacar 120 elementos de viento, pero pensar que retrasos e incomodidades vienen provocadas por esto es falaz e irreal. Las bandas avanzan al ritmo de la cofradía, no al revés.

Entre los estrenos pocos o ninguno pasaron desapercibidos, pero no todos brillaron, por decirlo fino. De los de mayor calado, sólo me convence la nueva disposición de la Borriquita (y eso que no veía gran necesidad de cambiarle nada). Dejemos pasar algo de tiempo para ver con perspectiva algunos estrenos. Del resto, buen toque de túnica y soga respectivamente en los implorantes cristos de Jesús Despojado y La Estrella, y muy logrado (para mi gusto) el escarpado y casi tornasolado monte de Los Negritos.
 

Aquí tienes el resto de entregas:
II.- Los horarios
III.- Las 'tribunas pirata' y la hostilidad
IV.- Información, redes... ¡y nazarenos!

2 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo con casi todo, sobre todo con el acartonamiento de los palios... salvo alguna excepción, hoy todos los palios andan igual y el movimiento de las bambalinas (ahora llamadas 'caídas') depende únicamente del mayor o menos peso de las mismas, o sea, por la inercia... nada más... en mi opinión, una auténtica pena.

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  2. Carlos J. Martín, permíteme añadir que si bien no te falta razón en apuntar ese motivo no es exactamente esa la única razón. Efectivamente la bambalina responderá a la inercia pero desde la priostía se puede controlar ésta de varias maneras, modificando las espigas de los varales o calzando estos mas o menos a la parihuela por ejemplo. Fnalmente será la cuadrilla a que con más o menos cintura desafiará o no a esos controles de la inercia.

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