Intentaré no extenderme mucho con la Ley Antitabaco pero define tristemente lo que le está ocurriendo en muchos aspectos a este país. Escuchar a los fumadores arremeter de esta manera contra la nueva legislación contrasta con el agradecimiento de no fumadores y ex fumadores en general, salvo algunos casos. Como ex fumador, tengo que decir que cuando se fuma raramente se asume la molestia que se causa. Miren alrededor y analicen si alguno de los que enciende un cigarrillo toma en consideración a quien tiene al lado.
No hace falta ser ingeniero molecular para entender que la respuesta es abrumadoramente negativa. Niños aparte (y no siempre, que incluso los padres les echan el humo a los hijos), tiene que ser gente muy cercana (familiares o amigos muy amigos) o gente muy educada (o ambas cosas a la vez) para que de verdad sea tenida en cuenta esta molestia. Claro que hay casos en los que no es así, pero son pocos. Créanme. Negarlo no va a cambiar esta realidad.
Llegados a este punto, el cerco a los fumadores es terrible pero puede que inevitable. Cuando todo el mundo está acostumbrado a hacer, con perdón, lo que le sale de los cojones, es difícil acertar con una legislación tibia. O sí o no; como se quede alguna rendija, a fumar que el mundo se va a acabar.
Ojo que yo también he fumado ('sólo' catorce años) hace ya tiempo en ascensores sin que se me pasara por la cabeza lo molestísimo que es entrar en uno que huele a tabaco. Por supuesto, no me molestaba la nube de los bares ni la ropa olía tanto. Por descontado, si no había niños pocas veces preguntaba si a alguien le molestaba que fumara. Creo, humildemente, que en este sentido estaba incluso por encima de la media, así que es posible imaginar el resto.
Otra cuestión es si en los últimos años, con las progresivas restricciones, un volumen considerable de la población ha ido tomando conciencia del fumador pasivo. Puede. No lo suficiente, pero puede. En un bar, desde luego que pocos, poquísimos. Al final, la anterior normativa fracasó desde que algunos bares admitían fumar y otros no. ¿Quién renunciaría a una cerveza con amigos por no elegir el bar donde se podía fumar para que alguno se diera ese pequeño placer?
Por ahí anda alguna clave. Entiendo a los restauradores. Muchos invirtieron sumas considerables en adaptar sus locales a una normativa que ahora es papel mojado. Y todo por tener un local grande. Los pequeños pudieron elegir. Por ahí se libraron y por ahí empezó a gestarse esta nueva ley. Tiene sus trampas, claro, como volver a permitir la venta de tabaco en gasolineras y otros establecimientos en los que se prohibió hace años. Prohibir sí, pero recaudando, que está la cosa muy mal.
Al final, subyace un enorme problema educacional y de respeto. Y eso no lo va a arreglar ninguna ley.
Sólo una pregunta. Si la SGAE ha batallado por cobrar el canon en bodas y celebraciones por su consideración legal con inspecciones intolerables, ¿se acabó el puro del padrino?
PD: Lo de Pajín no merece mayor comentario. Muy desafortunado, como de costumbre.
Querido amigo, te explico que yo sí he preguntado muchas veces a gente que si le importaba que fumara. En eso creo que es cuestión de educación, de echar el humo al lado y no a la cara de quien te habla, por ejemplo.
ResponderEliminarMe pareció muy bien en su momento lo de no fumar en ascensores, tiendas, trabajos... E incluso podría llegar a entender los restaurantes; lo que no es de recibo es que se haga en TODOS los bares de copas, que es a donde la gente va a relajarse.
Que den licencias al 50% para fumadores y el otro 50% para no fumadores y cada cliente LIBREMENTE elija lo que quiera. Todo eso a la vez que se lanzaran campañas de los efectos del tabaco, sobre todo, con algunas horas a la semana en los colegios como si fuera una asignatura más, y dentro de unos años, la mayoría de los niños, ya mayores, no fumarán.
Para esas campañas se podría utilizar, por ejemplo, el dinero que se recauda con los impuestos de los fumadores, que es una pasta.
A eso se suma el lío que va a haber en las puertas de las discotecas y similares, uno que entra, otro que sale, otros en la cola, la copa dentro, quién te la guarda mientras sales... Los porteros se van a volver locos.
Y los vecinos también, que serán quienes sufran esta locura.
Y si, a pesar de eso, uno se enciende un cigarro dentro de la sala, ¿qué pasa? ¿el dueño va a hacer de policía?
Otra cosa es cuando llegue el buen tiempo; ¿qué va a pasar con los locales que no tengan terraza y sólo sean recintos cerrados? ¿irá alguien o tendrán aún mayores pérdidas?
¿Por qué no se vigila que todos los locales tengan una adecuada extracción de humo y a quienes hicieron la obra de separación de zonas no se les deja (siempre que estén bien incomunicadas y aireadas)?
Las cosas hay que hacerlas bien, y ésta parece que está pensada a lo loco.
Otro aspecto que hay que tener en cuenta es el que tratan en este articulo... La repercusión que va a tener en el mundo de la hosteleria
ResponderEliminar@Churro La hostelería quedaría muy tocada si la legislación tuviera lagunas; cuando aparezcan y haya distinción entre locales, veremos. Si es lineal puede que afecte algo menos
ResponderEliminar@Anónimo Estoy de acuerdo contigo en todo menos en una cosa: si das licencias al 50%, los locales de no fumadores se arruinan sí o sí. El tema de la extracción de aire, desde luego, es una de las claves olvidadas de todo esto. No quiero que pienses que yo no preguntaba. Preguntaba, pero menos de lo que ahora creo que sería necesario (y desde luego no le echaba el humo en la cara a nadie). Si fuera hostelero y hubiera hecha la obra, hoy mismo me habría ido a un juzgado.
Si consideras que se arruinarían significa que la mayoría de la gente que va a los bares de copas quiere fumar, y esa gente paga impuestos igual que los que no fuman, y más porque pagan el impuesto del tabaco. Y además, pagan los sueldos de los políticos que deciden prohibirlo todo sin pensar en que todo el mundo tiene derecho, el que no fuma y también el que no fuma. Y si se supone que hay tanta gente que no quiere que se fume, no tienen por qué arruinarse...
ResponderEliminar@Anónimo Todo lo que dices es muy razonable, pero precisamente en bares de copas (niños fuera) es donde más se notaría. Piensa en un grupo de amigos, cinco-seis-siete, una cosa razonable, y lo normal es uno o dos fumen. Con la que está cayendo, mientras les convences para dejar de ir a un bar de fumadores, el de no fumadores se habrá ido al traste.
ResponderEliminarNo tiene por qué, se supone que fuma el 30% de la población, no? pues que el 50% de los bares sean para fumadores y el otro 50 para los no fumadores, y si me apuras, que el 30% de los bares de copas sean de fumadores y el 70% de no fumadores, y cada uno elija. Además, hay un aforo máximo permitido, y cuando ya no se cabe, ya no se cabe y hay que irse a otro. Al final, no quieren que haya para todos porque saben que si dejan algunos para fumadores, éstos serán los que se llenen de clientes. ¿Por qué será? si hay tanta gente que no fuma, no habría problema, no? Si no, que obliguen a Altadis a que el tabaco que vendan sea de verdad tabaco, no todas las porquerías que le meten para que enganche aún más y la gente siga fumando y sacándonos el dinero. Eso sí, como proscritos
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